Existen pocos momentos en la rutinaria y agotadora vida laboral de los mexicanos en los que se puede olvidar de todas sus deudas y ponerse a festejar a lo grande, es normal, está en el ADN cultural de nuestra sociedad.
La prueba más grande de ello,
es el Maratón de México llevado a cabo cada año sin falta, y no, no me refiero
al Maratón de la Ciudad de México corrido hace un par de días, sino a uno más
famoso y practicado, el Maratón Guadalupe-Reyes.
Y menciono esto porque dicha
tradición ha sido llevada ya a otro nivel, en la cual se incluye la mismísima Presidencia
de la República, en donde si bien no hay licor al por mayor, (recordemos que
Calderón se llevó sus cosas), la mecánica es la misma; endeudarse hasta el
copete por un momento de felicidad con los compadres y ya después buscar cómo
es que se solucionará el problema.
La realidad es que esto se
hace más a menudo de lo que se cree, la economía no está para presumirse ni
mucho menos para desarrollar grandes proyectos con los cuales alardear dentro y
fuera de la casa con los vecinos de otras naciones.
Los números suelen explicar
más que mil informes y estos nos revelan que las inversiones en nuestro país
lejos de ser un incentivo para que lleguen los extranjeros fueron negativas,
con un hoyo de deuda de 3,200 millones de dólares. ¡En únicamente este segundo
trimestre del año!
En ocasiones se menciona con
intención de ponerle buena cara al asunto que a pesar de todo ha habido un
aumento del flujo de divisas hacia nuestro país, sin embargo la realidad es que
esto no ha sido gracias a nuestras políticas, sino al incremento en la economía
del país del norte. Es decir; que recibamos más propina no quiere decir que sea
porque hacemos un mejor trabajo, sino porque el patrón tiene más para regalar.
.
No cabe duda de que el
actual presidente, está echando toda la carne al asador apostando todas las
plumas del águila nacional a que las Reformas Estructurales sean un éxito y
quizá esto no sea una idea tan descabellada, ya que también durante este
segundo trimestre se obtuvo un crecimiento del 1% en el PIB, siendo éste el más
alto en un trimestre de todos los países compañeros de la OCDE (Organización de
Cooperación de Desarrollo Económico)
Irónicamente, no podemos señalar nuestra superioridad ante las demás
naciones ya que también la propia OCDE nos ubica en los últimos lugares de
bienestar social, educación y salud, sólo por mencionar tres ejemplos
comparativos con nuestros aliados de este club. Por lo que si bien, es muy probable
que exista un aumento en el crecimiento económico del país en los próximos
años, no quiere decir que obtengamos un mejor nivel de vida.
Ahora lo único que queda por
hacer es esperar y reflexionar, a quién
van a ir dirigidas las ganancias de las políticas macroeconómicas implementadas
por nuestro galán ejecutivo, porque mientras los números van y vienen, aquí afuera, doña pelos ya me subió los tacos
y las quesadillas.
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